CAPÍTULO 25: Los Soniquetes

La batalla se quedó congelada durante unos instantes. Meduzzer era consciente que la presencia de Sakoto y Panshiro cambiaba las tornas del enfrentamiento.

Sakoto y Panshiro observaron la situación. Muchos heridos y frutas y verduras con armadura pululando por Chimpunia.

—¡Nadie saldrá vivo de aquí, lo repito! —gritó Meduzzer, enfadado—. ¡Atacad, atacad, atacad!

—Vamos —dijo Sakoto con seriedad.

Los Facsímil se abalanzaron sobre los dos Soniquetes. Apenas estuvieron cerca de ellos, los soldados de Meduzzer fueron golpeados con tal fuerza que simplemente desparecieron, como una fotocopia quemada con un mechero. Los soldados intentaban alcanzar a los dos héroes, pero eran totalmente incapaces. El Hikari y el Puño Cardinal no necesitaban siquiera esquivar golpes; solo con golpear al enemigo era suficiente para eliminarlo. Meduzzer estaba empezando a desesperarse.

***

Dos motos voladoras aparecieron en el aire. Badai y Rage se movían entre los cazas tai con soltura, esquivando y atacando. Las motos voladoras estaban equipadas con cañones de energía concentrada y debido a su tamaño eran difíciles de alcanzar para los tais.

—¿Por qué no hemos subido antes a las motos? —preguntó Badai a Rage desde el escucher.

—Porque Matau, Kulbert y su tropa son subnormales —dijo tajantemente Rage.

—¡Lo he oído! —gritó Matau. Las comunicaciones de escucher se habían interconectado para la batalla y el general estaba escuchando todo—. ¡Baje ahora mismo, no se le ha dado permiso para montar en las motos! ¡Le voy a expulsar del cuerpo!

—Con el debido respeto, señor —dijo el Soniquete en tono pausado mientras destruía un tai—, se me están empezando a inflar los cojones.

Rage y Badai esquivaban disparos y cazas. La persecución era tan caótica, que en varias ocasiones los tais chocaron entre ellos. Estaban cayendo más rápido de lo que habían supuesto. Y era normal: los Facsímil, al tener como base la estructura de los vegetales o de peluches, no eran inteligentes, sino más bien carnaza. En grandes cantidades podrían complicarles la vida a soldados más o menos normales, pero no a quienes tuvieran un poder superior a la media. Nalehom se dio cuenta de ese hecho mientras observaba la batalla con atención.

***

Los Soniquetes que estaban en tierra seguían eliminando a los Facsímil sin dificultad. Cuando se dieron cuenta, todos habían desparecido fulminados por el poder de Sakoto y Panshiro. La Praleña de la Niebla celebró con gran alegría los actos heroicos de Los Soniquetes.

—Son la ho’tia —dijo Calistro, contento—. Dan gorpes como panes.

Rage y Badai terminaron su trabajo y bajaron a tierra. Solo quedaba Meduzzer. Este, entre enfadado y temeroso del poder de Los Soniquetes, se puso frente de ellos.

***

Nalehom, Log y Trokkolo Grogui observaban la terrible derrota que estaban sufriendo.

—Los Soniquetes se han hecho más fuertes —comentó Nalehom.

—Aún queda Meduzzer. No creo que puedan vencerle. Su página es la de Fezzer Aglas, un tadaxiano que rivalizó con el emperador Alex Pitt.

—Es posible. El problema es que la base de Meduzzer es una medusa. Las páginas del Libro necesitan bases fuertes para desplegar su poder. Como tú, Trokkolo Grogui.

—¿Quiere que vaya? —preguntó el coloso.

—No —respondió el dictador. —Si vencen a Meduzzer no creo que tarden en venir aquí. Y en Piter Mata tendrán una gran desventaja, en primer lugar por la barrera que cubre nuestra fortaleza. Observemos el combate, será divertido y además veremos los progresos de Sakoto y Panshiro con mayor profundidad.

***

—Panshiro, ¿te importa si me encargo yo de este? —preguntó Sakoto, con ganas de luchar.

—Todo tuyo —respondió su compañero. —Veamos el resultado de tu entrenamiento.

Panshiro se apartó y Sakoto caminó hacia Meduzzer. El resto de La Praleña de la Niebla miraba expectante el combate que iba a iniciarse.

—¡Vas a pagar por eliminar a mi ejército, rebelde asqueroso! —amenazó Meduzzer.

—Pues ven —dijo Sakoto con tranquilidad.

Meduzzer saltó hacia Sakoto y le lanzó un cañón de ki. Sakoto lo esquivó con tal velocidad que muchos de los presentes, incluido Meduzzer, percibieron que había desaparecido.

—Estoy aquí —dijo Sakoto, que había saltado muy alto.

Meduzzer botó hacia Sakoto e intento lanzarle una ráfaga de puñetazos y patadas, pero el héroe volvió a esquivar los envites de su contrincante con gran celeridad. Después de zafarse de los golpes, el Hikari contraatacó con un Aplastatobas mejorado, al que había llamado Reaplastatobas, más elegante y eficiente que su versión anterior. El general de los Facsímil recibió el combo de lleno y salió expulsado hacia atrás.

Sakoto se impulsó desde el aire sin usar el Golpe de Castro, alcanzando a su enemigo y dándole con el dorso de la mano con mucha fuerza, provocando que Meduzzer saliera de nuevo despedido, chocando con el suelo y resultando malherido. Sakoto también volvió a pisar tierra.

—Impresionante —dijo Ziffa—. Se mueve mucho mejor que antes.

—Ya te digo —comentó Rage.

—Sí que e’ fuerte, sí —apostilló Calistro.

—Ha multiplicado su ki —dijo Panshiro.

—Su fuerza, velocidad y concentración no tienen nada que ver con las de antes. Me pregunto qué es capaz de hacer —observó Badai.

En Piter Mata, Nalehom, Log y Trokkolo Grogui también estaban sorprendidos.

—No sé qué habrá hecho en tan poco tiempo, pero su forma de luchar es similar a la de un Caballero del Ki. Es extraño… —comentó patidifuso el brujo.

Meduzzer tenía dificultades para levantarse. Las embestidas de Sakoto le hirieron fuertemente, y sentía miedo ante el poder del Hikari. Sakoto se acercó al general Facsímil y le habló:

—Pensabas que vendrías aquí y te irías de rositas, ¿verdad? Has venido a masacrarnos, pero se te acabó el rollo.

—¡Calla! —exclamó desesperado el siervo de Nalehom.

Meduzzer se puso en pie, cargó ki e intentó golpear a Sakoto. El Soniquete volvió a evitar los golpes, contraatacó con un puñetazo y, cuando estaba a cierta distancia, abrió la mano y dijo:

—¡Guallas de harina!

Una especie de ondas que soltaban chispas atravesaron a Meduzzer, amputándole media cola, el brazo izquierdo y otras partes de su cuerpo. Estaba derrotado. Los demás se sentían más asombrados con cada nuevo movimiento de Sakoto.

—Eres un malo de manual, aburres a las piedras —dijo Sakoto, a punto de dar el golpe de gracia a su contrincante.

En un arrebato de ira y desesperación por sobrevivir, Meduzzer concentró mucho ki y brincó a gran altura. Levantó su brazo derecho con el dedo índice apuntando hacia arriba y gritó:

—¡Desaparece!

Desde su dedo comenzó a generarse una esfera de ki rojo, amarillo y negro que crecía sin cesar. Iluminó todo el campo de batalla.

—Esto sí que es raro —dijo Panshiro. —De repente ha aumentado mucho su ki. Si esa esfera nos impacta, estamos acabados.

—¿Cómo? —dijo Rage, confuso.

Sakoto, con toda tranquilidad, miró hacia arriba y le dijo a Meduzzer:

—¡Venga, tírala!

—¡No lo provoques, idiota! —abroncó Rage a su compañero. —¡Su energía ha aumentado!

Nalehom también sintió el aumento repentino de ki de su siervo.

—Anda —dijo con cierta sorpresa —, parece que cuando se ha visto a punto de morir, su ira e instinto de supervivencia han activado más la página del Libro. Interesante.

—Sin embargo, Maestro —intervino Trokkolo Grogui—, esa técnica puede destruir medio Raus.

—Bueno, veremos que hace Sakoto.

Chimpunia brillaba mucho. La luz de la esfera de Meduzzer podría verse desde la ciudad de Raus.

—¡Soy el legítimo emperador de Tadaxian, morid! —gritó Meduzzer, medio loco.

Lanzó su ataque, y la esfera se dirigió hacia el suelo.

—¡’Amo’ a esconderno’, chavalería! —ordenó Calistro a todos mientras corrían. Panshiro y Badai se quedaron observando la escena, confiando en Sakoto.

Sakoto miraba la esfera acercándose, y cuando llegó a su posición, estiró las manos y la paró. En ese momento cargó mucho ki, liberando parte de su poder de Hikari. Panshiro y Badai en Chimpunia y Trokkolo Grogui y Nalehom en Piter Mata se dieron cuenta en ese instante del verdadero poder de Sakoto o, al menos, de lo que podría ser capaz.

La esfera pugnaba con la fuerza de Sakoto para explotar en el suelo, pero el héroe comenzó a caminar hacia delante moviendo la esfera. Dio unos pasos más, soltó la esfera gigante y le propinó una fuerte patada.

—¡Para ti! —gritó el guerrero.

La esfera impactó en Meduzzer, que quedó fulminado junto a la página de Fezzer. La bola explotó en el cielo a gran altura, iluminando la zona unos segundos, y luego todo volvió a la normalidad.

La Praleña de la Niebla, el resto de los héroes y la población civil de Chimpunia salieron a las calles y se acercaron a la explanada que se había convertido en un campo de batalla. Celebraron la victoria con pesar, pues habían caído demasiados soldados.

El general Matau felicitó a Sakoto y abroncó a Rage por su insubordinación. No le degradó por la heroicidad que habían realizado el sargento y Badai, pero le amenazó con expulsarle de La Praleña de la Niebla la próxima vez que hiciera algo parecido. Rage lo ignoró por completo, se encendió un puro y siguió a lo suyo.

***

Los Bujías se reunieron esa misma tarde para tomar decisiones. Esta vez, Rage y Clam pudieron participar en la reunión, igual que Sakoto y Panshiro.

—Debemos atacar Piter Mata mañana —dijo Clam.

—Pero Matau no querrá —comentó Scarlet. —Es un imbécil.

—Podemos hablar con Ray Dox para que le convenza —propuso Pepelu.

—Pues que hable ya, colega, porque hay que danzar con el destino —dijo una voz con ritmo cantarín.

Un hombre alto con gafas de sol, con cabellos morenos y peinado original apareció en medio de la reunión.

—Rage, Badai, coleguitas de La Praleña, ¡cuánto tiempo sin veros!

—¡Pikolov! ¡Dónde carajo estabas! ¡A buenas horas! —exclamó Rage, entre contento por ver a un viejo amigo y cabreado por su tardanza. —Nos hubieras venido bien en la escaramuza.

—Ya veo que la habéis liado bien, pibitos —dijo Pikolov. —Y he notado el rollo fresco que trae el melenas.

Se refería a Sakoto, al cual presentaron a Pikolov, aunque Pikolov reconoció al Hikari de la época de El Pichón. Pikolov era un veterano de la Gran Guerra. No era natural de Raus. Según él contaba, era un simple viajero mastrukiano que encontró en Raus un tranquilo lugar para vivir hacía más de cuarenta años atrás.

Apenas llegó a Raus se alistó al ejército del país y, en poco tiempo, debido a sus capacidades de combate y su liderazgo sin igual, se ganó el respeto y aprecio de todo el ejército. Tuvo gran amistad con los X-tremoduros y los nacientes Bujías, de los que fue otro de los miembros fundadores. En cierto modo, era el líder del grupo, junto a Scarlet, Clam y Rage. Un aspecto curioso sobre su físico es que, al menos en apariencia, apenas envejecía.

—Está bien, está bien, calmaos, calmaos —siguió hablando Pikolov. —He tenido que venir a pata desde Ivalis de mi misión diplomática, que ha sido un coñazo. Pero al menos han dado el visto bueno para atacar, colegas. Traigo los papeles sellados por Ivalis y Yamatori para que Matau dé la orden.

» Vamos a Piter Mata mañana por la mañana. Pero hay que ligar a muchos pibes. Hay que llamar a los de la banda de la alcantarilla, a los del Gasolina, a los que queden de los X-tremoduros, a los Heavyrrones… Tenemos que ir todos… Todos.

Y así comenzó a gestarse la confrontación final que decidiría el destino de Raus.

***

La noche previa a la batalla final, Los Soniquetes se reunieron en El Pichón II. Sakoto les contó a sus tres compañeros su verdadera naturaleza Hikari y el entrenamiento con Neoh, cosa que les sorprendió, pero no tanto como Sakoto esperaba, pues las mentes de todos estaban enfocadas en la crucial batalla del día siguiente.

Rage habló del desastre que eran los miembros de la Praleña de la Niebla, y Badai de las problemáticas de Los Bujías para descubrir el punto débil de la muralla de Piter Mata. Panshiro, como siempre, apenas comentó un par de detalles sobre su entrenamiento, si bien era cierto que no había demasiado que contar.

—Han pasado muy pocas cosas en apenas unos meses —dijo Rage. —Mañana se acabará lo que empezó hace veinte años. No sabéis las ganas que tengo de agujerearle el culo a Nalehom.

—¿Sabéis una cosa que nos da ventaja? —dijo Badai. —Que los bichos esos que tiene como ejército, que son más que los humanos, no razonan. Cuando Mick y yo estábamos allá arriba derribando tais, me he dado cuenta de que una piedra es más inteligente que esa escoria. En parte eso me tranquiliza.

—Es cierto —intervino Panshiro—, por eso el peligro al que hay que atacar primero es al Nalehus Rex para terminar con la amenaza.

—Y después ir a por Trokkolo —dijo Sakoto.

—Esos dos son los que más me preocupan —comentó Rage. —Esperemos que no ataquen a la vez, porque si no lo tenemos crudo.

—¿A nadie le preocupa Nalehom? —planteó Badai.

—Para nada —respondió Rage. —Con el tiempo me he dado cuenta de que es un cobarde. Cuando casi no le podemos poner ni cara, ni una biografía, y siempre deja el marrón para sus subordinados… Eso es que tiene mucha labia, y no tanto poder.

—Ojalá sea así —dijo Sakoto. —Cuando hablé con Neoh sobre Nalehom y su ejército, llegó a una conclusión parecida a la tuya. Me dijo: «no te fíes de los titiriteros, pues los que intentan manejar los destinos de los otros sin jugarse el suyo propio, te joderán siempre».

—¡Caray, qué final más abrupto! —dijo Badai.

—Pero cierto como que mañana me lo cargaré —afirmó Rage.

—Por la locura de mañana —dijo Panshiro levantando su copa.

Todos brindaron y se fueron a descansar, pues el día siguiente el destino tomaría un nuevo rumbo, aunque nadie sabía hacia dónde.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

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