Capítulo 19: La verdad sobre Sakoto

La pregunta de Rage agravó el rostro de Sakoto y este comenzó a hablar.

—Es cierto, no he contado toda la verdad sobre lo que sucedió en Pelagius. Es justo que después de vuestra acogida, y además ahora que he vuelto a casa, os cuente qué pasó.

—Somo’ tó’ oído’ —dijo Calistro.

—Hubo un momento en la batalla de Pelagius en que los únicos que quedamos en pie fuimos Trokkolo y yo. Entre los caídos en combate y los que quedaron inconscientes, nadie vio lo que pasó.

—¿Pero qué sucedió, carajo? – insistió Rage, algo irritado.

—Pues que, con toda mi rabia, le lancé toda mi energía sin darme cuenta de que estaba haciendo mi primer Carcayú. Lo vencí a él, pero destruí el barrio.

Todos se quedaron atónitos mirando a Sakoto, incluso Panshiro, que solía ser impasible.

—Sí, lo sé —dijo Sakoto, lamentándose—. Hice algo horrible. Por eso me alejé de la civilización hasta que volví a Tarrakron, para no lastimar a nadie.

—¿Mataste a alguno de los nuestros? —preguntó Badai.

—No, porque todos estaban tirados en el suelo y el ángulo del Carcayú —Sakoto hizo la pose del Carcayú— era ascendente. Solo fulminé los edificios del distrito.

—A ver —intervino otra vez Badai—, ¿nos estás contando que abandonaste Raus porque se te fue un poco la mano con un ataque —que, por cierto, no mató a nadie de los nuestros—, pensando que eras un peligro público y que hiciste algo horrible e imperdonable?

—Y encima, si te hubieras esperado al final de la batalla —dijo Panshiro—, el Viejo Mastruko, Apodai o el Maestro Castro podrían haberte entrenado más para controlar el ki y en poco tiempo hubieras solucionado el problema.

Sakoto se quedó bloqueado ante las respuestas de sus compañeros y comenzó a sentir vergüenza.

—Ademá’, si tós hemo’ liao alguna gorda alguna ve’—apostilló Calistro—. ¿T’acuerda’ cuando volamo’ sin queré’ la fábrica de papé’ cuando bu’cabamo’ a Ló durante la guerra, Rage? La de papé’ que llovía, y Pikoló’ sacó un rotuladó y se puso a dibujá cosa’ indesible’ en los folio’ que iban por el aire —Calistro empezó a reírse a carcajadas, igual que Badai y Otakrón. Panshiro sonrió.

—Calla, calla, que descojone, maldito Pikolov —Rage carcajeó también—. Madre mía, Sakoto, has estado haciendo el gamba veinte años.

—Sí, qué pena, macho —dijo Badai—. No es que los rebeldes vivamos de lujo, pero ahí solo, en el bosque…

—Se haría amigo de los animales, porque otra opción no había —dijo Otakrón, sumándose a los chascarrillos. Sakoto no sabía ni dónde meterse.

—Ahora entiendo lo del saco de patatas —dijo Rage, sin parar de reír—. Te sentías un saco de problemas y lo representaste vistiendo así —las risas de todos, esta vez incluido Panshiro, se escuchaban incluso fuera de la sala.

Aunque Sakoto estaba molesto, al menos empezó a entender que lo que hizo no fue tan grave como a él le pareció. No tenía nada que decir aparte de sonrojarse por los últimos veinte años. Rage se puso serio de nuevo y volvió a tomar la palabra:

—Bueno, coñas aparte, esto no explica lo de tus poderes. Esa aura y los cabellos erizados de esa manera solo los he visto en tres personas: Trokkolo y tú anoche, y la otra…

—Ryumah —afirmó Sakoto.

—Exacto.

Los demás se sorprendieron. Sakoto prosiguió:

—Lo que a veces se decía sobre que Ryumah tenía tres hermanos y no dos, es cierto. Soy hermano de Ryumah, Varoku y Logan.

Los presentes en la sala se quedaron pasmados.

—Joder, ¿en serio? —dijo Badai—. ¿Eres hermano del gran héroe, el que venció a Khargis, el puto amo del cortijo, Ryumah Sesio Vandalion?

—Sí. Soy justo el hermano que va después de él, vamos, el segundo.

La sorpresa no cesaba.

By Mcneil.

—Entonces no eres adoptado, Sakoto —observó Otakrón.

—Bueno, con lo de la vergüenza y eso, mentí un poco.

—Te entiendo, e’ absurdo, pero te entiendo —dijo Calistro. Ere’ hijo de Solira y Batún, de lo’ primero Bujía’. Murieron en la guerra, como tanto’ compadre’ nue’tro’.

—Ahora comprendo tus rápidos progresos —dijo Panshiro—. Lo llevas en la sangre, y aunque ya peinas canas, eres un guerrero puro.

—No lo sé —dijo Sakoto—. La cuestión es que estoy aquí y ahora debemos solucionar este entuerto.

—Qué historia más rara, ¿verdad? —comentó Otakrón—. Sakoto es un hermano del gran héroe Ryumah y fue formado por los X-tremoduros, cuyos miembros o están muertos o retirados hace mucho de la vida marcial. Además, aun siendo hermano del gran héroe, nadie lo conoce, pasó desapercibido. Hasta Varoku, que era más joven que él, fue un héroe de renombre.

» Después, dio la casualidad de que te enviaron aquí, a Churana, para defender la zona, y que todos los destacados a este territorio murieron durante la guerra menos tú.

» Luego, nadie vio tu combate contra Trokkolo en Pelagius porque todos estaban inconscientes o muertos. Y encima no coincidiste con ninguno de nosotros. Has sido un desconocido para todos por una serie de extrañas casualidades, y nadie se ha acordado de ti nunca. Lo que es la vida, ¿eh?

Ante el frío y preciso análisis de Otakrón sobre la vida de Sakoto, todos volvieron a reírse a carcajadas, pues la trayectoria del Soniquete había rozado el absurdo desde la niñez. Sakoto no sabía ni hacia dónde mirar. Rage tomó la palabra otra vez:

—Bueno, se acabó el cachondeo —dijo Rage—. Vamos a organizarnos. Yo volveré a la vida de cuartel y adiestraré a los cadetes de La Praleña de la Niebla. Mientras tanto prepararemos todo lo necesario para la batalla. Tenemos un mes por delante.

» Los demás haced lo que tengáis que hacer para aumentar vuestras fuerzas. Eso sí, os necesito aquí una semana antes de la fecha límite. Estamos a 6 de abril y la cuenta atrás empezó el 4. Os quiero aquí como mucho el día 30. Si todo va bien, atacaremos el 4 de mayo.

—Yo me quedo por aquí, Rage —dijo Calistro.

—Yo entrenaré con Los Bujías —dijo Badai—. Supongo que a Clam no le importará. Allé voy —y se fue de la sala.

 —Me iré a las montañas de Tosa a entrenar —dijo el Puño Cardinal—. Y tú Sakoto…

—¿Quieres que vayamos juntos? Nos vendrá bien —sugirió Sakoto.

—No, me estorbarías —Sakoto se molestó un poco ante el comentario de Panshiro—. Rage, ¿crees que Neoh lo admitiría como discípulo? Ser el hermano de Ryumah y Varoku puede ser una buena carta de presentación.

—¿Neoh? ¿Quién es ese? —preguntó Sakoto.

—Un mae’tro marcial que ademá’ fue un Caballero del ki hace año’ —dijo Calistro.

—¿Un Caballero del ki? —preguntó de nuevo el Soniquete.

—Los Caballeros del ki son una orden guerrera de Aveluon, el país hiper tecnológico del norte —respondió Rage—. Podemos probar suerte, pero está totalmente retirado de los asuntos del mundo, incluso dejó la Orden del Ki. No se relaciona con casi nadie, pero es buen tipo. Te llevaré a verle.

—No te olvide’ de ir a ver a Yarret luego —dijo Calistro.

—Ya lo sé.

Decididos los siguientes pasos a realizar, Rage llevó a Sakoto en todoterreno a la casa del tal Neoh.

¿Aceptará el misterioso maestro a Sakoto como discípulo?

CONTINUARÁ…

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