Capítulo 13: El Torneo de las Alcantarillas

Sakoto estaba nervioso. No por el oponente que tenía ante sí, cuyo rostro decía «esto no va conmigo», sino porque era la primera vez que sus dos maestros lo verían en acción, además del resto de La Praleña de Tarrakron. Cuando el árbitro indicó el inicio del combate, Sakoto apartó sus cavilaciones y se puso en guardia.

Vórtice permanecía quieto en una postura extraña, con las palmas de las manos abiertas y una rodilla levantada. Hizo un raro gesto con una de sus manos, y gritó:

—¡A tomar viento!

Una ráfaga de aire impactó en Sakoto, empujándolo varios metros hacia atrás.

—Veo que aguantas, colega —dijo Vórtice con tono provocador.

Hizo otro gesto con las dos manos, y una ráfaga más fuerte se dirigió a Sakoto. Este brincó hacia el lado y esquivó el envite, y se lanzó a por Vórtice. Intentó darle un puñetazo, pero el oponente punk lanzó una milimétrica área de viento que cubría el brazo de Sakoto, y la dirigió a su rostro barbudo, siendo golpeado. El guerrero del bosque cayó al suelo, aunque se levantó rápido. El comentarista Chuflón comentó lo sucedido:

—¡La técnica de Vórtice es delicada y grácil como su cresta! ¡Parece que Sakoto está en apuros!

—¿Qué dices, hombre? —espetó Sakoto.

El guerrero se concentró unos instantes y activó el Golpe de Castro. Velozmente estalló su rodilla en el pecho de Vórtice, que no lo vio venir.

En lugar de caer al suelo, el punk encrestado aprovechó el impulso del ataque enemigo y flotó en el aire. Abrió los ojos —antes los tenía medio cerrados, como si estuviera embriagado—y con furia comenzó a lanzar bocanadas de viento por todo el ring.

Sakoto evadió los furiosos vientos mientras los vítores de los espectadores retumbaban en el estadio. Una de las bocanadas de viento de Vórtice permitió descubrir que Chuflón llevaba peluca.

Tomándose el combate más en serio, Sakoto aprovechó una zona sin vientos para saltar y propinar un fuerte puñetazo en el mentón del punk de los vientos, que cayó fuera del ring inconsciente.

Después de colocarse la peluca, Chuflón gritó:

—¡Sakoto, el nuevo miembro de La Praleña, gana!

Todo el mundo aplaudió y aclamó a Sakoto, y Castro y el Viejo Mastruko le sonrieron. Para el hombre silvestre, prueba superada.

***

El torneo continuó con el combate entre Juantello y Patrulloso-X. Al comienzo de la lucha Juantello superaba a Patrulloso-X, pero este le lanzó sus Rayos Oculares en una pierna y lo dejó cojo durante un rato. Al no poder caminar bien, Juantello, en lugar de atacar, se defendía, hasta que Patrulloso lo derrotó. Sakoto ya sabía quién sería su rival en la siguiente ronda, un tipo que le sonaba mucho y no sabía de qué.

El combate entre La Alicuétana y Castaña Vol quedó en tablas, con los dos tirados en el suelo, y se decidió que el primero que se levantara antes de la cuenta de 10, ganaría. Ganó La Alicuétana, pues Castaña Vol no pudo levantarse debido al peso de su inmensa testa.

La ronda de Siriyú y Xiv fue rápida. Siriyú lanzó una ráfaga de Puñetazos Dragoniles y el mutantino apenas tuvo tiempo para reaccionar. Casi no sintió ni dolor.

El Runewa vs Badai fue otro combate entre expertos en armas cuerpo a cuerpo. La guerrera del bo resistió algunas acometidas de Badai, pero el espadachín, considerado el mayor talento con la espada de Tarrakron —y quizá de todo Raus—, acabó venciendo sin gran esfuerzo.

El último combate de la primera ronda fue entre dos experimentados combatientes, Panshiro y Gravesen. Panshiro había ganado los últimos tres torneos y era el favorito para volver a ganarlo. Para Gravesen sería un respetable reto luchar con tan magnífico oponente.

Gravesen era caballero de la antigua orden mutantina de los Rehostios, cuyos miembros siempre eran cinco. Se desconocía el origen de la orden, solo que siempre fue guardiana de la ciudad y que sus miembros eran elegidos a través de las visiones del chamán de los mutantinos, que en la actualidad era un anciano llamado Na’sut.

El combate fue estéticamente vistoso. Golpes y contraataques llenaban el estadio, pero los ojos de los luchadores veteranos se percataron de que Panshiro, a diferencia de su contrincante, apenas se veía cansado. Su respiración era normal y apenas había recibido algún rasguño durante el envite.

Como vaticinaban las apuestas, Panshiro venció a Gravesen con solvencia, y el caballero mutantino saludó honorablemente a su oponente por la oportunidad de poder medir su fuerza.

De esta manera, los emparejamientos de la siguiente ronda quedaron así:

Ziffa vs Pasqual

Sakoto vs Patrulloso-X

La Alicuétana vs Siriyú

Badai vs Panshiro

***

Antes de empezar la segunda ronda, se concedió a los luchadores y al público un descanso.

Durante el tiempo de asueto, Sakoto charló con sus maestros durante un rato, recibiendo consejo y ánimos para la siguiente ronda. El Viejo Mastruko le comentó que su Golpe de Castro era muy incisivo, casi más que el de su creador, Castro, algo que este afirmó, aunque, según dijo, aún le faltaba experiencia para controlarlo al cien por cien.

Badai y Panshiro no se reunieron ni cruzaron miradas durante el descanso. La última final del torneo fue entre ellos dos, siendo un combate muy igualado, pero el heredero del Puño Cardinal decidió el combate. Estaban muy concentrados y preferían no acercarse el uno al otro.

Una vez cumplido el tiempo de pausa, se retomó el torneo con el combate de Ziffa y Pasqual.

***

En principio Pasqual parecía partir con ventaja por blandir una espada, pero la habilidad de Ziffa dejó claro a los espectadores que es indiferente portar o no armas en la lucha; eso es lo de menos. Como dijo un célebre mastrukiano: «solo un idiota confía su vida a un arma».

—¿Quién entrenó a esta chica? —preguntó el Viejo Mastruko al Maestro Castro mientras disfrutaban del combate.

—El Maestro Apodai —respondió Castro—. Es su mejor discípula. Tiene otro más joven que apunta maneras, por lo que dicen. Se llama Logan.

—La escuela rausense sigue, me alegra oírlo.

El Maestro Apodai, que había sido discípulo del Viejo Mastruko, era por aquel entonces el maestro de artes marciales de mayor renombre en la ciudad de Raus. Vivía escondido junto a La Praleña de aquella ciudad.

Ziffa se movía sin parar, sin que Pasqual lograra alcanzarla. El espadachín llegó a recurrir a su ataque más poderoso, la Danza Ígnea, sin resultado. Ziffa venció lanzando una andanada de patadas voladoras que terminaron con Pasqual fuera del ring. Si Sakoto superaba el combate contra Patrulloso-X, su rival sería la poderosa artista marcial.

***

Unos momentos después, la segunda ronda continuó con el combate entre Sakoto y Patrulloso-X. Sakoto había observado el combate de Juantello y pudo comprobar que los ataques de Patrulloso se basaban en lanzar rayos de diferentes tamaños e intensidades a través de sus ojos.

Antes de comenzar el combate, Sakoto y Patrulloso-X se miraron fijamente. Se sonaban el uno al otro, tenían una extraña sensación de déjà vu que les intrigó unos instantes, pero pronto se centraron en pelear.

El choque de fuerzas fue iniciado a la orden de Chuflón. Patrulloso-X, habiendo observado el combate anterior de Sakoto, consideró que lanzar varios rayos sería casi inútil por la velocidad alcanzada con el Golpe de Castro, así que se la jugó a una sola carta y lanzó un gran cañón de energía para no darle la oportunidad de esquivarlo.

Sakoto, sorprendido, activó el Golpe de Castro y respondió al ataque con un Carcayú invertido. El ring se iluminó y los espectadores no pudieron ver nada hasta que el encuentro de rayos de ki terminó. Cuando la luminosidad del estadio volvió a la normalidad, Patrulloso-X yacía en el suelo sin conciencia y Sakoto estaba de pie, serio pero tranquilo.

—¡Y Sakoto, después de reaccionar a la violenta luminaria de Patrulloso-X, reaccionó con su técnica estrella, el Carcayú Invertido! ¡El hombre del bosque pasa a la semifinal!

La gente aplaudió y Sakoto fue ganando seguidores. Su técnica era directa y efectiva. El entrenamiento de sus maestros le había ayudado a mejorar mucho en poco tiempo.

***

El combate entre La Alicuétana y Siriyú acabó rápido, como el anterior. La Alicuétana se puso a gritar desesperada increpando al guerrero dragonil un amor no correspondido, y Siriyú, ignorándola, le propinó una patada que dejó a la combatiente enmascarada en silencio e inconsciente.

Y llegó el combate más esperado del torneo, el último de la segunda ronda: Panshiro contra Badai. Todos los presentes, incluidos los participantes del torneo, estaban deseosos por ver el choque entre dos de los guerreros más poderosos de La Praleña entera.

CONTINÚA EN EL CAPÍTULO 14

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