CAPÍTULO 34: Determinación

Sakoto apenas podía moverse. Trokkolo Grogui también estaba cansado, pero su aumento de poder le dio mucha ventaja respecto a Sakoto. Ahora era el momento de terminar el combate y hacerse él mismo con el control de Raus. No sabía que Nalehom falleció minutos antes, pero, si hubiese conocido la noticia, se hubiera contentado, ya que parte de la mente de Grogui formaba una con la de Trokkolo, y Grogui nunca soportó al brujo, pues lo consideraba mediocre. Por eso fue destinado a Raus en la Gran Guerra, por ser un país pequeño y, en principio, más fácil de someter.

Piter Mata estaba congelado. Los guerreros más valientes querían ir a ayudar a Sakoto, y se preparaban para dirigirse al distrito Pelagius.

Trokkolo Grogui, que ahora podía volar, flotaba en el aire, cargando su técnica más poderosa, el Omegablazo, para convertir en polvo a Sakoto. Una grande y condensada bola de ki verde se acumulaba en la mano estirada del bestial guerrero.

Sakoto tenía la mente bloqueada. Su entrenamiento, pensó, fue en balde. No estaba a la altura de las circunstancias. Una vez más, había fracasado. Pero algo se iluminó en su interior al ver la luz verde que emitía Trokkolo Grogui.

El coloso, desde los aires, lanzó su ataque contra Sakoto. Sakoto se puso en pie, mirando de frente lo que parecían los clavos de su ataúd. Ya no tenía nada que perder, así que decidió entregarse al combate. Comenzó a emitir una energía rojiza, su propia fuerza vital, su último aliento. Con toda la concentración de la que era capaz, saltó con el puño hacia delante, dejando tras de sí un rastro carmesí como la sangre.

Al impactar su puño con el Omegablazo, el ataque de Trokkolo Grogui estalló en miles de chispas verdes. Sakoto seguía avanzando a toda velocidad hacia su rival. Trokkolo, por última vez, fue sorprendido por la determinación de Sakoto. Intentó cubrirse con los brazos, pero de nada sirvió.

Sakoto incrustó su puño en el centro del pecho de Trokkolo Grogui. El ki del puño era tan concentrado y poderoso que el coloso ardió internamente. Su cuerpo se iluminó mientras se retorcía entre muecas de dolor. Un fuego fulgurante cubrió al rival de Sakoto. El Hikari vio como Trokkolo se calcinaba y, junto a él, la página de Grogui. Después, el héroe y salvador de Raus cayó inconsciente.

La batalla había terminado y la paz regresó a Raus.

***

Un rato después, Sakoto abrió los ojos. Había mucho barullo a su alrededor. Escuchó vítores, cantos y una agradable algarabía.

Sakoto sentía dolor en todas partes y solo pudo levantar medio cuerpo. La Praleña estaba celebrando la dura victoria por todo Piter Mata. Pikolov era el que más destacaba, pues era un fiestero sin igual. Sus bailes de estética sobremastrukiana animaban la fiesta y los corazones de todos. Incluso los Rehostios estaban fascinados con el arte del embajador.

Rage estaba junto a Panshiro, Badai, Scarlet, Clam, Ziffa, Calistro y Pepelu riendo y comentando los momentos cruciales de la batalla. Ziffa se dio cuenta de que Sakoto estaba despierto, avisó a los demás y Los Soniquetes y Los Bujías fueron hacia él para ver cómo estaba.

—Te ha ido de poco, ¿eh? —le dijo Rage, sonriente, con su puro en la boca.

—Gracias por todo, Sakoto —dijo afablemente Badai.

Panshiro lo miró sonriendo, inclinó un poco la cabeza y le dijo:

—Tengo mucho que aprender de ti, Sakoto.

—Qué va, Panshiro. Ha sido suerte. Trokkolo me superó —respondió el Hikari, con un tono que denotaba frustración.

—Ha’ vencío, amigo. Eso quiere decir que lo ha’ superao tú  a él —le dijo Calistro. Y Sakoto le dio la razón, sin olvidar que debía seguir entrenando.

Sakoto preguntó qué sucedió con Nalehom, y le contaron la alocada persecución con final espectacular por parte de Rage. Luego, apareció Logan para saludar a su hermano, charlaron un rato y quedaron para ponerse al día de todo cuanto habían vivido los años sin contacto.

Otakrón llegó desde Chimpunia para unirse a la celebración. Trajo consigo un megáfono especial que instaló en El Cartógrafo para que recorriera la ciudad de Raus y las poblaciones del país para anunciar el fin de la dictadura y el inicio de una nueva era.

Al escuchar el anuncio, los ciudadanos salieron a las calles y expulsaron a la policía de Nalehom, que ya era poca debido a que muchos agentes fueron destinados a Piter Mata para la batalla final.

Una nueva era empezó en Raus y, una vez más, la Luz venció a la Oscuridad.

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